miércoles, 8 de julio de 2009

EL DILUVIO PARTE I


¿SUCEDIÓ O NO UN DILUVIO?

Iniciemos planteándonos las siguientes preguntas:
¿Cuáles fueron las razones?, ¿con que objetivo?, ¿de donde salió tal cantidad de agua?, ¿hay evidencias?...
Los númerosos estudios sobre el tema hacen que sea un tanto delicado abordarlo, quizá la prueba más esperada de esta gran catástrofe es encontrar el Arca de Noé que de acuerdo a la Biblia posó en el Monte Ararat. Pero ¿no hay documentales indicando que fue hallado? si, pero no es verdad (más adelante lo abordaremos). Ahora busquemos evidencias.
1ra. Existen relatos en los diferentes continentes que hacen referencia a un único relato, relacionado por sus sobrevivientes y por episodios similares.
EL RELATO BABILÓNICO
A mediados del siglo XIX, se iniciaron las excavaciones en Nínive; de allí más de 25.000 tablillas de arcilla fueron halladas y llevadas al Museo de Londres; pero en el camino se desmenusaron y mezclaron, por lo que descifrarlas parecía una tarea imposible, teniendo en cuenta que el lenguaje asirio-babilónico en el que estaban escritas, fue descifrado tiempo después.
La solución la encontró George Smith -un diseñador de billetes- quien tras ardua labor, asombró al mundo con su obra “El relato caldeo del diluvio”, publicado en 1872.
Se había logrado extraer de Nínive la enorme biblioteca del rey de Babilonia Assurbanipal, que vivió en el siglo VII a.C. y que hizo que sus escribas dejasen para la posteridad las mejores obras de la cultura mesopotámica.
Entre lo hallado estaba la Tablilla XI de 326 líneas, de las cuales más de 200 hablan del diluvio.
Encontramos así la epopeya de Gilgamés. Este personaje ubica a un antepasado que ha alcanzado la inmortalidad y este le refiere su aventura.
Uta-Napishtim (es el nombre de este ser inmortal) cuenta a Gilgamés que los dioses Anu (padre de todos), Enlil (el valiente), su consejero Ninurta, el portaestandarte Ennugi y el inspector de canales Ea; deciden exterminar al género humano, pero ven virtuoso solo a Uta-Napishtim, a quien ordenan construir una nave, renunciar a sus riquezas y salvar su vida.
“Construye -le dicen- una nave de dimensiones proporcionadas, con la misma anchura y altura y mete dentro semilla de toda vida existente”
Esta nave, se especula, que tendría una superficie de 3.500 mts.2 con 120 codos de alto y otro tanto de ancho, divididos en 7 pisos con 9 partes cada uno.
El inmortal Uta-Napishtim le cuenta a Gilgamés: “El dios Shamash me había fijado el momento, por la mañana lloverá salvado y por la tarde trigo; en ese momento entra a la nave y cierra su puerta.
El momento había llegado; al amanecer surgió de los cielos “una nube negra sobre la que cabalgaban los dioses” (sic); de pronto se desató una enorme tempestad que barrió el país.
Durante seis días y seis noches sopló el viento, el diluvio y la tempestad.
Al séptimo día todo se calmó.
Reinaba un enorme silencio, la humanidad se había convertido en barro -sigue contando- abrí una ventana y el resplandor del sol cayó sobre mi mejilla, entonces me puse a llorar. Miré hacia el horizonte y a unas doce leguas vi una montaña que se alzaba sobre las aguas. La nave se detuvo en el monte Nisir, donde estuvo encallada por espacio de siete días. Cuando llegó el séptimo día, hice salir una paloma y la solté. La paloma se fue y no hallando lugar en que posarse, volvió. Hice salir un cuervo y lo solté. El cuervo se fue y vio el desecamiento de las aguas. Comió, revoloteó, graznó y no volvió. Entonces solté a todos los animales, dejándolos en libertad”.
EL DILUVIO EN ASIA
También en este continente quedan vestigios del diluvio universal.
En el Vishnu Purana hindú se dice que el Samvartaka volverá a destruir el universo, como ya ocurrió en épocas pasadas; haciendo caer lluvias torrenciales por un período de doce años, hasta que se sumerja toda la tierra y muera así toda la humanidad. Luego vendrá un resurgimiento del cielo y con ello, la vida en el planeta nuevamente.
El Shatapatha Brahmana cuenta como a Manú (el primer hombre), un pez agradecido por las caricias que le había dispensado, le avisa que se avecina un gran diluvio que terminará con la vida en el planeta.
Manú, siguiendo las indicaciones del pez, construyó una embarcación, dentro de la cual esperó que finalizará la lluvia.
Una vez, terminado el diluvio, la nave se encontraba en la cima de una montaña.
Cuando bajaron las aguas, Manú realizó un sacrificio en honor a los dioses, vertiendo manteca y crema agria sobre las aguas y al cabo de un año emergió una mujer, conocida como la Hija de Manú; con la que se unió para dar origen a la nueva generación humana.
NU-WAH EN CHINA
En la cultura china el agua siempre ha estado en relación con el nacimiento de la humanidad.
Fue el gran héroe Yü (el domador de las aguas) quien consiguió que la masa líquida se retirara hacia el mar, logrando tierras aptas para el cultivo.
De los distintos relatos del diluvio, se encuentra el de Fah-le que fue ocasionado por las crecidas de los ríos en el 2.300 a.C.
Pero la más antigua de las tradiciones, cuenta que Nu-wah se salvó junto a su mujer, sus tres hijos y las esposas de éstos en una embarcación donde dieron cabida a una pareja de cada animal conocido.
Tan importante es esta leyenda de Nu-wah que hoy en día se escribe la palabra “nave” en chino, representada por una barca con ocho bocas adentro (en alusión a los ocho seres que se salvaron de la catástrofe).
EN AMÉRICA, EL DILUVIO DEL DIOS VIRACOCHA
Viracocha creó una raza de gigantes, pero luego se arrepintió y decidió hacer hombres a su imagen y semejanza, instruyéndolos en la agricultura y las ciencias (De esto se deduce que los dioses tenían morfología humana).
Pero un gran número de estos hombres cayó en tentaciones y vicios, violando los mandamientos de Viracocha; por lo que el dios los maldijo y dispersó, convirtiendo a algunos en piedras, a otros en animales y al resto les envió el “Uno Pachacuti” (diluvio universal), donde murieron todos.
Un mes antes del diluvio, los animales presintieron la catástrofe, por lo que las llamas y las vicuñas perdieron el apetito y se juntaban a la caída del sol mirando fijamente el cielo.
El pastor que las cuidaba, intrigado por esta actitud, las interrogó y fue así que le contaron que dos estrellas se acercarían hasta tocarse y en ese momento, el mundo quedaría sumergido bajo las aguas.
El pastor, muy impresionado por la noticia, no perdió el tiempo y reunió a su familia, juntó abundantes alimentos y reuniendo su rebaño buscó refugio en la cumbre de la montaña Ancasmara.
Sesenta días más tarde, cuando cesaron las lluvias, descendió con sus familiares. Estos seres salvados del diluvio, fueron los antepasados de los Incas.

Nota: como estos hay una infinidad de relatos, que como dijimos hacen referencia a un relato único y coherente como el es relato Bíblico registrado en el libro de Génesis...pero ¿puede ser considerado como una evidencia? Y si es así, ¿seria una evidencia histórica?... continua en… DILUVIO Parte II

AMONITAS

En Gn 19, 32-38, la paternidad de Ammon y su hermano, Moab, se atribuye a Lot, el sobrino de Abraham, por lo que también son pariente de los Hebreos. Después de la muerte de Josué, cuando los israelitas ya se habían establecido al otro lado del Jordán, los amonitas se aliaron con los moabitas, en el reinado de Eglon, y atacaron exitosamente a Israel, pero a su vez los moabitas fueron vencidos y se estableció un largo período de paz Más tarde, durante el juzgado de Jair, los hebreos fueron invadidos simultáneamente por los filisteos del sureste y los amonitas del este. En especial Gad, cuyo territorio yacía al este del Jordán, hubo de sufrir durante dieciocho años los ataques de los amonitas, y eventualmente el enemigo victorioso atravesó el Jordán y devastó los países de Judá, de Benjamín y Manasés (Jue 10). Ante esta crisis Israel entró en pánico, pero surgió un salvador en la persona de Jefté, que fue elegido líder. Los amonitas se establecieron al este del Río Jordán; su territorio originalmente comprendía de dicho río hasta el desierto, y del Río Jabbok, al sur, hasta el Río Arnon (Jue 11,13-22), que luego cayó en poder de Rubén y Gad. "También éste era considerado país de refaítas; los refaítas habitaron aquí antiguamente; y los amonitas los llamaban zanzumitas" (Deut 2,20), al que pertenecía Og, Rey de Bazán, quien pereció ante los hijos de Israel en los días de Moisés. Sin embargo, poco antes de la invasión hebrea comandada por Josué, los amonitas fueron expulsados de ese rico territorio por los amoritas y hubieron de retirarse a las montañas y valles que forman la parte oriental del distrito actualmente conocido como El-Belka. Ellos siempre creyeron que su territorio original les pertenecía por derecho, y en épocas posteriores lo reconquistaron y mantuvieron por un período muy largo. Su tierra, aunque no es muy fértil, disfrutaba de agua abundante y excelentes pastos. Los amonitas tenían muchas otras ciudades además de Rabbath (2 Sam 12,31), pero sus nombres han desaparecido. Eran idolatras y adoraban ídolos comunes a los otros pueblos semíticos que rodeaban a Israel. Su dios se llamaba Milco, lo que lo hace ser otra variación de Moloc. Los hebreos sentían por los amonitas un desprecio especial, al igual que por los moabitas. Nadie de esos pueblos, ni siquiera luego de convertirse al judaísmo, tenía permitido acercarse al tabernáculo; ni sus hijos o descendencia hasta la décima generación (Deut 23).

MOABITAS

La nación de los Moabitas; los descendientes de Moab. Eran una nación hermana delos amonitas (Gn. 19:37, 38), y ambos parientes lejanos de los israelitas, ya que Lot, el padre de Moab, había sido sobrino de Abrahán (Gn 12:5).La tribu se desarrolló en la Transjordania del sudeste, donde Lot habría vivido después de la destrucción de Sodoma. Cuando fueron lo suficientemente fuertes desplazaron a los emitas y ocuparon su territorio (Dt. 2:9-11) desde el Arroyo Zered, que entra al Mar Muerto en el extremo sur, hasta los "campos de Moab" (Nm. 22:1), que estaban al noreste del Mar Muerto. Sin embargo, poco antes de la llegada de los israelitas, Sihón, un rey amorreo, tomó de Moab el territorio al norte del Arnón y estableció su capital en Hesbón (21:13, 26-30). Moab entonces se extendía desde el Zered hasta el Arnón. Cuando los israelitas llegaron a la frontera sur de Moab, pidieron permiso para cruzar el país, pero se les negó (Jue. 11:17). Como los edomitas, los Moabitas y los amonitas estaban emparentados con los israelitas, no se le permitió a Moisés atacarlos o tomar partes de sus países (Dt. 2:4, 5, 9, 18, 19). Sin embargo, Balac, el rey de Moab, se alarmó cuando los israelitas conquistaron el territorio del rey Sihón, con lo que llegaron a ser sus vecinos del norte. Temiendo no poder enfrentarlos con éxito por las armas, alquiló a Balaam con la esperanza de debilitar a los hebreos mediante maldiciones. Por intervención divina, éstas se transformaron en bendiciones. Más tarde, por consejo deBalaam, los Moabitas sedujeron a los israelitas a participar de la licencia sexual y la idolatría (Nm. 22-25). Por esta causa, fueron excluidos de la congregación de Israel hasta la 10ª generación, e Israel recibió la orden de mantenerse apartados de ellos (Dt. 23:3-6; Neh. 13:1,2). Durante el período temprano de los jueces, los Moabitas, bajo el rey Eglón, invadieron Canaán occidental, tomaron posesión de Jericó la "ciudad de las palmeras", y oprimieron al pueblo de Israel durante 18 años. Al final de ese período, Aod, un benjamita, asesinó a Eglón en su palacio, empujó a sus súbditos hacia el este y libertó al pueblo (Jue. 3:12-30). Los Moabitas son mencionados en forma tan convencional y ambigua en los libros postexílicos del AT, que es difícil decir si por entonces existían como nación. Vista a vuelo de pájaro de las montañas situadas al sur de Moab. Durante el período del Imperio Asirio, cuando prácticamente toda Siria y Palestina le estaban sometidas, Moab también fue su vasallo, y se lo menciona con frecuencia en los registros asirios pagando tributos. Figuran los nombres de los siguientes reyes Moabitas: bajo Tiglat-pileser III (745-727 a.C.) el rey Salamanu de Moab; bajo Senaquerib (705-681 a.C.) el rey Kammusunadbi y bajo Esar-hadón (681-669 a.C.) y Asurbanipal (669-627? a.C.), los reyes Musuri y Kamashaltu . Cuando Babilonia se apoderó del reino asirio, también incorporó Moab a su territorio. Durante el dominio de los persas hubo un ingreso de árabes en él, con el esultado de que los habitantes eventualmente perdieron su identidad y se confundieron con los árabes nabateos, formando parte del reino nabateo en tiempos de Cristo. Después del 105 d.C., el antiguo territorio Moabita fue parte de la provincia romana de Arabia. Su religión era politeísta, y su dios principal, Quemos (Jer. 48:13), cuyo nombre aparece en la Piedra Moabita (líneas 3, 5, 9, etc.) y en nombres personales como Kammusunadbi y Kamashaltu, ya mencionados. En Nm. 25:3 y en otros pasajes se menciona a Baal de Peor, presumiblemente un dios local. El nombre de la diosa Astar también aparece en la Piedra Moabita; y la estela de Balua, descubierta en Balua, muestra un dios similar a una deidad egipcia. Que ocasionalmente ofrecían sacrificios humanos a sus dioses está documentado en (2 R. 3:27). Su lengua estaba estrechamente emparentado con la hebrea, y había sólo variaciones de dialecto con el hebreo bíblico, como lo muestran las inscripciones de la Piedra Moabita.

AMALECITAS

AMALECITAS


Descendientes de Amalec (Gn. 14:7; Nm. 14:25; etc.) El territorio principal de los Amalecitas era el desierto entre el Sinaí y el sur de Palestina, pero parece que algunos también vivieron en el área que más tarde se conoció como el monte de Efraín, el que retuvo su nombre por un tiempo (Jue. 5:14; 12:15). A lo largo de toda su historia pelearon contra Israel. El primer encuentro ocurrió poco después del éxodo, cuando los Amalecitas atacaron la retaguardia de Israel, pero fueron derrotados por Josué en Refidim (Ex. 17:8-13; Dt. 25:17, 18). Luego fueron maldecidos, y predijeron su aniquilación Moisés (Ex. 17:14; Dt. 25:19) y Balaam (Nm. 24:20). Oprimieron a Israel 2 veces en tiempo de los jueces: una vez junto con los moabitas (Jue. 3:12, 13), y otra vez con los madianitas (Jue. 6:3; 7:12). Saúl llevó a cabo una campaña militar sistemática contra ellos y capturó a su rey, quien fue muerto por Samuel (1 S. 15). Sin embargo, quedaron algunos poderosos grupos de Amalecitas, contra quienes David luchó repetidamente (1 S. 27:8; 30:1, 17, 18). El último encuentro de David con ellos parece que quebró su poder; con una sola excepción, no se los menciona más. Los últimos restos de Amalecitas fueron aniquilados por los simeonitas en tiempos del rey Ezequías (1 Cr. 4:42, 43).