miércoles, 8 de julio de 2009
AMONITAS
En Gn 19, 32-38, la paternidad de Ammon y su hermano, Moab, se atribuye a Lot, el sobrino de Abraham, por lo que también son pariente de los Hebreos. Después de la muerte de Josué, cuando los israelitas ya se habían establecido al otro lado del Jordán, los amonitas se aliaron con los moabitas, en el reinado de Eglon, y atacaron exitosamente a Israel, pero a su vez los moabitas fueron vencidos y se estableció un largo período de paz Más tarde, durante el juzgado de Jair, los hebreos fueron invadidos simultáneamente por los filisteos del sureste y los amonitas del este. En especial Gad, cuyo territorio yacía al este del Jordán, hubo de sufrir durante dieciocho años los ataques de los amonitas, y eventualmente el enemigo victorioso atravesó el Jordán y devastó los países de Judá, de Benjamín y Manasés (Jue 10). Ante esta crisis Israel entró en pánico, pero surgió un salvador en la persona de Jefté, que fue elegido líder. Los amonitas se establecieron al este del Río Jordán; su territorio originalmente comprendía de dicho río hasta el desierto, y del Río Jabbok, al sur, hasta el Río Arnon (Jue 11,13-22), que luego cayó en poder de Rubén y Gad. "También éste era considerado país de refaítas; los refaítas habitaron aquí antiguamente; y los amonitas los llamaban zanzumitas" (Deut 2,20), al que pertenecía Og, Rey de Bazán, quien pereció ante los hijos de Israel en los días de Moisés. Sin embargo, poco antes de la invasión hebrea comandada por Josué, los amonitas fueron expulsados de ese rico territorio por los amoritas y hubieron de retirarse a las montañas y valles que forman la parte oriental del distrito actualmente conocido como El-Belka. Ellos siempre creyeron que su territorio original les pertenecía por derecho, y en épocas posteriores lo reconquistaron y mantuvieron por un período muy largo. Su tierra, aunque no es muy fértil, disfrutaba de agua abundante y excelentes pastos. Los amonitas tenían muchas otras ciudades además de Rabbath (2 Sam 12,31), pero sus nombres han desaparecido. Eran idolatras y adoraban ídolos comunes a los otros pueblos semíticos que rodeaban a Israel. Su dios se llamaba Milco, lo que lo hace ser otra variación de Moloc. Los hebreos sentían por los amonitas un desprecio especial, al igual que por los moabitas. Nadie de esos pueblos, ni siquiera luego de convertirse al judaísmo, tenía permitido acercarse al tabernáculo; ni sus hijos o descendencia hasta la décima generación (Deut 23).
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